Una celebración al poder de la empatía y a la comunidad dominicana en Estados Unidos
Noche tras noche, una pequeña observa cómo su mamá arma una camita en la sala de su apartamento en Washington Heights, para los invitados como Raquel (quien es un poco aburrida) y Edgardo (que deja migajas por todas partes). Le molesta que los niños que llegan a dormir tengan toda la sala para ellos y la vista de las ventanas al puente George Washington, mientras ella sólo tiene un pequeño dormitorio con vista a su hermana y sus ronquidos. ¡Hasta que una noche no viene nadie a dormir y por fin es su oportunidad para dormir en la sala! Pero resulta que dormir en la camita en la sala no es tan maravilloso como ella pensaba.
Con un texto encantador de Hilda Eunice Burgos y bellas ilustraciones de Gaby D'Alessandro, La camita de la sala es una celebración a la solidaridad de la comunidad dominicana. A la vez que muestra a los jóvenes lectores que, a veces, la mejor manera de ser un buen vecino es imaginar cómo se siente dormir una noche en la almohada de otra persona.
ENGLISH DESCRIPTION
A young Dominican American girl in New York City moves from jealousy to empathy as her parents babysit children whose families work overnight shifts in this honest and warm picture book debut.
Night after night, a young girl watches her mami set up a cot in the living room for guests in their Washington Heights apartment, like Raquel (who's boring) and Edgardo (who gets crumbs everywhere). She resents that they get the entire living room with a view of the George Washington Bridge, while all she gets is a tiny bedroom with a view of her sister (who snores). Until one night when no one comes, and it's finally her chance! But as it turns out, sleeping on the cot in the living room isn't all she thought it would be.
With charming text by Hilda Eunice Burgos and whimsical illustrations by Gaby D'Alessandro, The Cot in the Living Room is a celebration of the ways a Dominican American community takes care of one another while showing young readers that sometimes the best way to be a better neighbor is by imagining how it feels to spend a night sleeping on someone else's pillow.